En entradas anteriores, hablamos de algunas de las ventajas del Mantenimiento Centrado en la Fiabilidad (RCM), así como de la Curva P-F, una de las herramientas clave utilizadas en un análisis RCM.
En el artículo de hoy, hemos querido dar un paso atrás hasta el principio para hablar de las estrategias para optimizar la asignación de recursos al implantar RCM.
Conceptos básicos del mantenimiento centrado en la fiabilidad (RCM)
El RCM, originario de la industria aeroespacial y aeronáutica, es un planteamiento desarrollado para hacer frente a la creciente complejidad de los procesos y equipos industriales.
Este enfoque sistemático ha evolucionado hasta encontrar aplicaciones en diversos sectores y se utiliza en industrias en las que las consecuencias de un fallo pueden ser elevadas, como las del petróleo y el gas, la farmacéutica y la petroquímica.
El objetivo principal de la RCM es garantizar la fiabilidad y disponibilidad de los activos críticos minimizando los costes de mantenimiento.
Comprender el núcleo de la GCR
Las normas internacionales, como la SAE JA1011 y la CEI 60300, definen los aspectos específicos de la implantación de un RCM. En esencia, el proceso pretende responder a las Siete Preguntas de RCM:
- ¿Cuáles son las funciones y las normas de rendimiento asociadas del activo?
- ¿De qué manera puede incumplir sus funciones?
- ¿Cuáles son las causas de cada fallo funcional?
- ¿Qué ocurre cuando se produce cada fallo?
- ¿Qué importancia tiene cada fracaso?
- ¿Qué se puede hacer para predecir o prevenir cada fallo?
- ¿Qué hay que hacer si no se encuentra una tarea proactiva adecuada?
Profundizaremos en estas siete preguntas en un próximo artículo.
Las siete preguntas pueden aplicarse en cuatro pasos básicos:
Identificación de activos críticos
El RCM empieza por identificar los activos críticos para las operaciones de una organización, dando prioridad a los que pueden tener un impacto significativo en la seguridad, la productividad o los costes. Adoptando un enfoque basado en el riesgo, las organizaciones pueden concentrar sus esfuerzos en los activos con mayores riesgos, evitando asignar innecesariamente tiempo y capital a elementos de bajo riesgo.
Comprender los modos de fallo
El siguiente paso consiste en evaluar los efectos de los distintos modos de fallo en los equipos y procesos, y se conoce como Análisis Modal de Fallos y Efectos (AMFE).
Requiere un análisis detallado de los posibles modos de fallo, lo que exige una comprensión exhaustiva de cómo y por qué se producen los fallos, así como de la probabilidad y las consecuencias de los mismos.
El AMFE constituye la base para el desarrollo de estrategias de mantenimiento y tareas de mantenimiento preventivo y requiere un conocimiento profundo del diseño de los equipos, los procesos de producción y el historial de mantenimiento. La norma IEC 60812 describe cómo realizar un AMFE.
Selección de estrategias de mantenimiento
Un aspecto importante de un enfoque basado en el riesgo para desarrollar un programa de mantenimiento es que si existe un riesgo elevado asociado a un fallo del equipo, debe realizarse más mantenimiento. Si hay menos riesgo, se puede hacer menos mantenimiento. Si NO hay riesgo, NO hay que hacer mantenimiento.
RCM utiliza este enfoque basado en el riesgo para determinar la intensidad del mantenimiento. En pocas palabras, el nivel de riesgo determina el presupuesto de mantenimiento disponible, reforzando la idea de que un mayor riesgo justifica un mayor mantenimiento.
Un concepto clave utilizado en RCM es el de riesgo residual. Se trata del nivel de riesgo que persiste tras la aplicación de una estrategia de mantenimiento elegida, habida cuenta de la degradación prevista de un equipo.
El concepto de riesgo residual se utiliza para evaluar el Índice de Eficacia del Mantenimiento (IEM) de una determinada estrategia de mantenimiento. Para que una estrategia de mantenimiento sea beneficiosa, el IEM debe ser superior a 1, obteniéndose un mayor beneficio con un IEM más alto.
Elaboración de planes de mantenimiento
A continuación, los resultados del estudio RCM se utilizan para orientar el desarrollo de planes y programas de mantenimiento con tareas adaptadas a los equipos críticos implicados. Esto implica la interacción con los departamentos de mantenimiento para la creación de programas eficientes de mantenimiento preventivo que minimicen el despilfarro y maximicen la eficiencia.
Estrategias RCM para una implantación con éxito
Las ventajas del RCM residen en su capacidad para aumentar la fiabilidad de los equipos, reducir los costes de mantenimiento, mejorar la seguridad y fundamentar la toma de decisiones en la industria. A medida que las organizaciones se enfrentan a retos cambiantes, el RCM sigue siendo una piedra angular para alcanzar la excelencia operativa, garantizando que los activos críticos rindan siempre al máximo.
Sin embargo, implantar eficazmente la GCR no es una tarea trivial. El proceso requiere muchos recursos y hay algunas estrategias que deben tenerse en cuenta para contribuir al éxito de la implantación de la GCR.
En primer lugar, debemos mencionar algunos posibles escollos que hay que evitar a la hora de desarrollar su implantación de RCM.
Peligros potenciales de la GCR y cómo evitarlos
Hay algunos temas recurrentes que pueden conducir a una aplicación ineficaz y subóptima de la GCR:
- Definición del alcance: Los estudios RCM suelen comenzar con un alcance y unos límites mal definidos. Como resultado, los estudios tienden a extenderse a equipos de baja criticidad, lo que supone un importante gasto de esfuerzo sin potencial de retorno. Para evitarlo, es necesario definir un alcance detallado y consensuado desde el principio de un estudio RCM.
- Consulta: A menudo se discuten estudios de MCR en los que sólo intervienen unos pocos participantes. Para evitarlo, debe recurrirse a un equipo multidisciplinar que incluya representantes de operaciones, tecnología, disciplinas técnicas y mantenimiento. Los temas debatidos en el equipo deben ser relevantes para todos los implicados.
- Comprobaciones de calidad: Deben realizarse revisiones fuera de línea de los datos recopilados para identificar lagunas de información y análisis parciales antes de finalizar un estudio de MCR. Esto permite realizar correcciones específicas y eficaces.
- Conocimientos y experiencia: Realizar estudios RCM desde cero puede suponer una importante duplicación de esfuerzos. Las comprobaciones de calidad fuera de línea, la reutilización de análisis, la conversión en plantillas de fiabilidad y la estrecha colaboración con los planificadores de mantenimiento pueden optimizar considerablemente el uso de recursos.
- Empezar desde cero: En lugar de empezar cada análisis desde cero, los facilitadores deberían utilizar escenarios ya completados, enfoques genéricos y bibliotecas de estrategias de análisis para minimizar el trabajo inicial necesario.
- Entrega: Para el traspaso de un estudio RCM a la ejecución, debe mantenerse una estrecha cooperación entre el facilitador RCM y los planificadores de mantenimiento para ayudar a crear planes eficientes de mantenimiento preventivo para cada componente del estudio RCM.
Más arriba hemos abordado algunas de las estrategias utilizadas para evitar escollos en la implantación de la GCR. A continuación, debemos pensar en las estrategias necesarias para implantar con éxito la GCR.
Asignación de recursos
- Costes iniciales de implantación: Implantar la GCR desde cero conlleva elevados costes iniciales de personal, formación y herramientas. La recopilación de datos, el análisis y el desarrollo de conocimientos especializados son pasos que exigen muchos recursos, sobre todo en sistemas de activos complejos.
- Recogida y análisis de datos: Para llevar a cabo un estudio RCM de forma eficaz, las organizaciones necesitan tener acceso a datos precisos y completos sobre sus activos y su rendimiento histórico. Recopilar, validar y analizar esta información puede requerir muchos recursos, sobre todo si no se ha recopilado en el pasado.
- Complejidad de los activos: La intensidad de recursos del RCM puede variar en función de la complejidad de los activos analizados. Los sistemas complejos con componentes interconectados requieren un análisis más profundo y más recursos.
Aplicación por fases
El tamaño y el alcance de una iniciativa de RCM afectan a las necesidades de recursos. Las organizaciones con muchos activos críticos pueden encontrarse con que la implantación generalizada de la RCM exige demasiada mano de obra y tiempo.
Para hacer frente a esta situación, una organización podría adoptar un enfoque estratégico para reducir el alcance de la RCM y centrarse en aquellos activos implicados en incidentes y en los que incurren en elevados costes de mantenimiento. Este enfoque por fases, centrado en los activos críticos y en las estrategias de mantenimiento con un alto índice de eficiencia del mantenimiento (MEI), puede minimizar la carga de recursos y facilitar al mismo tiempo el aprendizaje y la comprensión de la metodología.
Cambios organizativos
La implantación de la GCR suele implicar un cambio en la cultura y los procesos organizativos.
Gestionar el cambio, conseguir la aceptación de las partes interesadas y garantizar que las prácticas de GCR se integren en las rutinas de mantenimiento existentes puede requerir muchos recursos. Es importante destacar la urgencia de hacer RCM, y devolver la orientación de los estudios de RCM. Hay que compartir una visión clara sobre la fiabilidad y la RCM, y eliminar los obstáculos encontrados.
Una vez implantado el RCM, las organizaciones deben supervisar y perfeccionar continuamente sus estrategias de mantenimiento basándose en la información y los datos de rendimiento. Este proceso continuo puede requerir recursos constantes para la recopilación de datos, el análisis y los ajustes de los planes de mantenimiento. A través de un proceso adecuado de control de calidad, los aprendizajes pueden utilizarse para revisar los estudios de RCM, lo que se traduce en la acumulación de beneficios adicionales en el futuro.
Para aprovechar plenamente el RCM, es posible que las empresas tengan que invertir en tecnologías como sistemas de monitorización del estado, software de mantenimiento predictivo o sensores. Aunque estas tecnologías pueden suponer un ahorro de costes a largo plazo, la inversión inicial puede ser considerable.
Para terminar...
Aunque al principio la implantación de la GCR pueda parecer que requiere muchos recursos, los beneficios a largo plazo compensan los costes. La optimización de las tareas de mantenimiento reduce los costes, aumenta la fiabilidad, prolonga la vida útil de los activos y mejora la seguridad. Los efectos secundarios positivos incluyen una mejor comprensión y cooperación entre disciplinas.
Para mitigar los costes de recursos, las organizaciones pueden adoptar un enfoque por fases, priorizar los activos críticos y aprovechar la tecnología y la experiencia. La comunicación clara, el compromiso con los beneficios a largo plazo y las revisiones formales contribuyen al éxito y la rentabilidad de la implantación de la GCR.
Además, una planificación minuciosa, una comunicación clara y un compromiso con los beneficios a largo plazo de la gestión de las relaciones con los clientes pueden ayudar a garantizar una implantación satisfactoria y rentable.
¿Cómo puede ayudar Cenosco?
El paquete de software IMS (Sistema de gestión de la integridad) de Cenosco incluye el software RCM (Mantenimiento centrado en la fiabilidad). IMS RCM le ayuda a optimizar su estrategia de mantenimiento evitando fallos imprevistos y mejorando la disponibilidad de los activos mediante el mantenimiento. IMS RCM puede ayudarle a determinar el mejor momento para realizar el mantenimiento de un activo para evitar que falle.
IMS RCM también proporciona acceso a una biblioteca exclusiva de modelos de mantenimiento, lo que permite a los usuarios crear una estrategia de mantenimiento rentable en un solo paso.
Cenosco también cuenta con expertos en la materia con décadas de experiencia en el diseño y la implantación de estudios de RCM. Póngase en contacto con nosotros para obtener más información sobre cómo podemos ayudarle con la implantación de su RCM.
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